11 de octubre de 2010

Imaginación v/s Realidad

Es increíble como la gente deja de creer en sí misma, al parecer es un don que solo los niños poseen, ese forma de creer que todo es posible, de pensar que si se tiraran de un acantilado volarías, inocencia, pero también realidad, todo es posible si lo intentan, y los adultos cortan las alas a los niños desde el momento en que ellos entienden la palabra “no”.
Otra cosa que encuentro de veras impresionante es como un niño puede ver una bolsa en la oscuridad de la noche y a lo lejos pensar que es un duende, un monstruo o algo maravilloso, pero los adultos siempre encuentran escusas, engañan a la imaginación, y no la dejan crecer, hasta llegar al punto de que cuando vemos algo real, pensamos que es imaginario, algo que no es lógicamente posible tendría que ser falso, pero hay criaturas que una persona no sería capaz de imaginar, lugares que nadie podría describir y por eso no creen en ellos.
Gran error… Es horrible ver como los adultos no se sorprenden, no se maravillan ni temen a cosas ilógicas. Para mí lo maravilloso es lo ilógico, lo inexistente es impresionante y único, porque yo sería la única persona en verlo, o en verlo y creer que es realidad. La palabra no es creer, no es creer que es real porque creer es como aparentar, más bien es sentirlo, sentir la realidad y vivirla, saber que hay cosas mas allá, temerles y amarlas, observarlas y admirarlas, tal como ellas nos han estado observando desde hace ya tanto tiempo sin que nosotros no diéramos cuenta, sin que les prestemos atención, ignorándolas y olvidándolas con estúpidos psicólogos que no mientes y dicen que la imaginación es poderosa, pero nada es más fuerte que lo real, que la realidad inimaginable que existe pero nadie está dispuesto a aceptar, eso que nadie ha querido admitir por miedo o rechazo de la demás gente.

4 de octubre de 2010

Lagrimas derramándose

Había vivido tanto tiempo feliz, tanto tiempo rebosando de calor que había olvidado el frio, no recordaba la soledad ni la tristeza. Y ahora estoy aquí, sola y sufriendo, en este mundo al cual llamaba corazón, el cual fue nombrado tuyo, el cual estaba inundado de felicidad. Pero se hiso pedazos, no sé cómo exactamente, ni porque realmente, solo sé que la alegría comenzó a drenarse de este con una rapidez sorprendente, y que caía pedazo a pedazo, como un montón de arena que cae por entre los dedos de alguien muy lentamente, y cada grano se convirtiera en una lagrima, y un escombro en un mundo previamente feliz.
Se rompió la barrera que me separaba de lo exterior, que separaba lo real de lo utópico, y ahora siento cosas que no sentía hace tanto… dolor, dolor real y penetrante, frio, de ese que cala los huesos, y sobre todo soledad. Me encuentro sola en este mundo destrozado, y no quiero dar ni un paso fuera de él, aun tengo la esperanza de que se reconstruya, tal vez suene absurdo, pero la esperanza es lo último en perderse.
Se rompió mi burbuja, es espacio al cual llamabas nuestro metro cuadrado… y me niego a aceptarlo, no quiero llorar, no más, pero mis ojos se rebalsan de lagrimas de solo pensar en lo que antes era nuestro y ahora me parece tan extraño, no soy capaz de llamarte “mío”, y eso me duele.
Me encuentro sola, en un rincón dentro de mi roto corazón, con lágrimas cayendo, dolor inundando mi cabeza, y mi corazón aferrándose a mi pecho para no caer. Estoy sola, mi corazón y yo, mi corazón dentro de mí y yo dentro de él, ambos destrozados y acompañándonos sin otra elección que aferrarnos el uno al otro.