6 de septiembre de 2011

Me quiero ir

Este ultimo tiempo me he sentido vacía, sola, me quiero ir, no se a donde, como ni cuando, pero quiero irme, a un lugar donde no haya nadie, pero esté con él, un lugar desierto con él haciéndome compañía, ojala y fuera solitario, con sus brazos rodeándome cada día, quiero ir a un lugar cálido, cálido y frio, amplio y pequeño, luminoso y oscuro, donde solo este yo, pero él conmigo.

Ya no se qué hacer, quisiera alejarme, pero no puedo resignarme a tenerlo lejos, si siquiera pudiera tenerlo todo a la vez, compañía y soledad, tranquilidad, hermosura y oscuridad, pero la vida es injusta de muchas manera, porque siempre deseamos lo que no podemos tener, y así son las reglas, el mundo nos enseña a apegarnos a ellas.

No sé por qué, pero quiero irme ya, no aguanto estar en este lugar, sea cual sea, no estoy segura de donde estoy pisando, donde estoy sentada, solo sé que ya no quiero estar aquí rodeada de todo esto, quiero estar sola, sola, pero con él.

23 de agosto de 2011

Lo había olvidado

Olvidé como era y la libertad que uno sentía, olvidé como hacerlo y casi olvido porque lo hacía, no recordaba lo que era sentarse horas y horas sin hacer ninguna otra cosa, solo para mí y sin importar si los demás pensaban que estaba bien o mal, ni sé porque deje de hacer algo que me llenaba tanto, no es que lo haya dejado de lado, solo que no lo prioricé más que otras cosas (aunque eso a mi parecer es mucho peor), no espero que muchos de ustedes me entiendan, pues mi amor por esto es tan abstracto como el amor de un hombre hacia una mujer, difícil de explicar y fácil de sentir (como dice cierta canción), podría ignorarlo por un tiempo, pero siempre volvería a él, es como una adicción, algo necesario para la vida, lo que todos necesitan para desahogarse, para mi es esto y solo esto, la literatura, el arte, la música y todo aquello que me permita expresar sentimientos de la manera más bella, ahora siento como mis manos cobran vida en cada letra que escribo, como ellas extrañaban esto, es como si por mucho tiempo hubiera contenido la respiración y, como el despertar de un profundo sueño, de súbito inhalara la más refrescante fragancia que pudiera imaginar.

14 de febrero de 2011

Naburi Annu

El aire era espeso, pero a la vez claro, parecía que una neblina invisible entrara a mis pulmones cada vez que respiraba. El cielo mostraba la noche, pero una noche totalmente predecible, igual a cualquier otra que hubiera imaginado, era mas bien como un prototipo de noche. Parecía haberla estado esperando hacía ya mucho tiempo, ahí estaba, inmóvil, sin importar las horas que pasaban sin cesar, la luna siempre apuntaba su luz en la misma dirección, y las estrellas temían moverse.
Mi vista se perdió en la noche eterna, y no pude evitar que mi mente hiciera lo mismo. Comencé a pensar, en porque estaba sola, recordando a todos mis antiguos compañeros. Mis compañeros de vida, amigos y familiares. No alcanzaba a comprender de que manera había llegado a esa situación, a esa soledad... me era difícil forzar la vista para ver a la luz de la luna. Una luna hermosa pero no lo suficientemente luminosa para vivir con ella.
Después de mucho pensar y observar, mis ojos y mi mente cayeron rendidas, ya no quería seguir con esa difícil lucha con la noche infinita. Aún tenía la esperanza de que llegara el día, esperanzas que desaparecían cada vez que mi vista se alzaba hacia aquel cielo inmutable, ni siquiera las nubes podían interponerse ante su figura ya que parecían temer a esa luna dispuesta a quedarse un largo tiempo.
Cada vez se me hacia mas difícil respirar, y comenzaba a preguntarme que haría con mi tiempo, con mi noche... si me quedaría ahí sentada esperando un amanecer que parecía nunca llegaría o si tal vez buscaría la manera de encontrar ese anhelado amanecer.
Me la pase discutiendo conmigo misma sobre lo que haría, y llegue a la conclusión de que, en contra de toda naturaleza, formaría la llegada del amanecer. Ideé cantidad de planes estúpidos, lancé cuerdas hacia el cielo, intentado agarrar la luna para poder bajarla del firmamento, traté de iluminar mi camino con lamparas y luces e incluso subí a la escalera mas alta, con una brocha en mi mano empapada de pintura amarilla e intenté alcanzar a la luna para poder pintarla. Pero nada de eso funcionó.
Al fin me canse y decidí meditarlo mejor, me tendí de espaldas al suelo y observe cuidadosamente mi noche, pronto mi mente comenzó a aburrirse, pero seguía consciente de que no tenía otra alternativa, no sabía que mas hacer. Cuando comprendí que en ello estaba la respuesta, de pronto estaba todo claro en mi mente, yo estaba encerrada en mi propia mente sin entender que el problema era mio, que era mi noche, mi propia oscuridad y sombra. Solo tenía que buscar mi sol, pues si la noche era mía, el día también lo sería.
Recostada aún en el suelo estire mi mano hacia el cielo para poder alcanzar una imagen borrosa que había creado mi mente, pero al estirar por completo los dedos me encontré con otra cosa, una especie de papel me impedía llegar a mi preciado sol, hundí mis uñas en éste y desgarre con fuerza ese lienzo pintado de noche.
Al romper la oscuridad un rayo de luz me quemó los ojos, y cuando mi vista aclaró pude ver al fin el Sol, ese sol que me pertenecía, mi sol, y mi día.